Elaborar vinos que transmitan
la singularidad del terroir y la esencia del Priorat
El vino nace en el viñedo y por ello lo trabajamos cada día. Desde el cuidado y el respeto por nuestro entorno con un equipo apasionado, que bebe de las prácticas tradicionales con toda la preparación para los retos del futuro. Ellos y ellas tratan con delicadeza las viñas de garnacha y cariñena plantadas en laderas de llicorella desde 1902.
La viticultura ecológica con prácticas biodinámicas es, para nosotros, la única forma de vincularnos con estas cepas de raíces profundas, que vendimiamos manualmente con una manipulación mínima. Vinos frescos y elegantes, de mineralidad sutil y producción limitada.
Desde la creación de Mas Doix en 1998 por Valentí y Ramon Llagostera, hemos asumido el compromiso de mantener, cuidar y fortalecer nuestros viñedos en un ejercicio de respeto por nuestro entorno, su cultura y su gente.
Con dedicación, constancia y responsabilidad, amamos cada centímetro de un terroir óptimo para el cultivo de viñedos de bajo rendimiento, que nos regalan unas uvas excelentes.
Es así como elaboramos vinos distintivos que hablan de nuestro terroir y nos hacen disfrutar. Logramos esto trabajando de manera sostenible, con un equipo unido, apasionado e incondicionalmente comprometido.
Los valores que compartimos:
Respeto por la tierra, porque es del terroir del que sale el vino, y es el vino lo que da sentido a la forma de vivir que nos proponemos preservar.
Cuidado del entorno, porque Poboleda y el Priorat, su clima y su abrupta geología son los ingredientes distintivos de lo que hacemos y de lo que somos.
Trabajo en equipo, porque delante, detrás y al lado de cualquier proyecto hay personas y la historia compartida que escriben entre ellas.
Pasión, porque solo con un equipo apasionado es posible la suma de detalles que se necesitan para elaborar un gran vino.
Dedicación, porque la pasión debe ir acompañada de acción, de perseverancia, de paciencia, de oficio. Y eso es, justamente, lo que vive Mas Doix cada día, todos los días.
Perseguir nuestro propósito sin olvidar nunca nuestros valores. Este es nuestro reto diario, que nos impulsa a seguir mejorando.
Todo gran vino inicia su camino en la viña, donde cada grano es importante. Es por este motivo que dedicamos a nuestras viñas, centenarias y jóvenes, todo el cuidado y la atención que podemos. Practicamos una viticultura estrictamente ecológica con prácticas biodinámicas, en perfecta armonía entre el entorno, la viña y nuestra labor. Laderas de llicorella plantadas por personas que nunca dejaron de creer, cada una de las cepas premia nuestra entrega con uvas de una enorme calidad.
El cultivo de todas nuestras viñas es exclusivamente manual, finca por finca, variedad por variedad. Cosechamos y escogemos las uvas en la viña y, una vez en la bodega, los seleccionamos grano a grano, con manos serenas y ojo crítico.
La elaboración se realiza con la mínima intervención posible, fermentando las uvas en tinas de acero inoxidable, también en un tina de madera y en barricas abiertas dependiendo de la variedad y la calidad de la uva. El proceso termina con la crianza en barrica y su posterior coupage.
Todo el proceso de vinificación, desde la vendimia hasta el coupage, sigue un estricto proceso de elaboración que responde a nuestro compromiso con el terroir, con su fruto y con nuestro oficio.
Hoy, el mundo de la viña necesita personas respetuosas con las prácticas tradicionales y con las competencias para hacer frente a los retos del futuro. Tenemos la suerte de habernos encontrado. Todos y todas conformamos un equipo que trabaja cada día con pasión por la viticultura y amor por el arte del vino. Nuestras historias se han cruzado y, ahora, los vinos que elaboramos son parte de nuestras vidas.
Cada una de ellas es única y su uva aporta una expresión y unos matices diferentes. Podemos hablar de una ladera recta y llena de cepas viejas y retorcidas, de terrazas de cariñena que miran a la solana, o de una garnacha en una suave pendiente de cara al río Ciurana. Nuestro objetivo es ayudar a cada viñedo a expresar su carácter, primero conociéndolo de la mejor manera posible, y luego potenciando sus virtudes. Como la mayoría del trabajo es manual, podemos observar las viñas cada día y aprender de ellas.
Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido a lo largo de estos años es que todo este trabajo no tiene sentido si no viene acompañado de un firme compromiso de preservar el territorio y la biodiversidad. Tanto la viña como nosotros vivimos en el mismo ecosistema que debemos cuidar. Si somos capaces de hacerlo, todos saldremos beneficiados. Por eso, llevamos trabajando con agricultura ecológica desde 2016 y practicamos la biodinámica y la permacultura.
Protegidas por el Montsant y el Molló, nuestras viñas se arraigan profundamente entre la llicorella, que convierte al Priorat en una región única. Al estar en Poboleda, la zona fresca del Priorat, nuestras viñas se benefician de un clima mediterráneo con una gran oscilación térmica entre el día y la noche. Este microclima favorece una maduración más lenta y una vendimia más tardía.
Veranos calurosos, gélidos inviernos. Días mediterráneos, noches continentales. Y una orografía abrupta y escarpada. Contra la fuerza de los elementos, la viña saca lo mejor de esta tierra seca. Este terreno áspero nos enseña que lo importante no es la abundancia, sino la generosidad. Los que lo sufrimos y disfrutamos, no podemos evitar quererlo.
Clima
Suelo
Variedades